Un diagnóstico correcto es imprescindible para un tratamiento efectivo, para que padres y
profesores fundamentalmente puedan ayudar al niño/a con Trastorno por déficit de atención
e hiperactividad (TDAH) a que desarrolle todo su potencial.
La edad para acudir al profesional dependerá de las características de cada caso, aunque cada
se dan más sospechas de diagnóstico en la etapa infantil, a día de hoy, la mayoría de los casos
la edad de comienzo del tratamiento es la etapa escolar (escuela primaria) ya que nos
encontramos con una gran cambio cualitativo y cuantitativo las exigencias del entorno del
niño/a, aumentan la demandas sociales y académicas y se requiere de una mayor atención y
control sobre sí mismos, lo que produce mayores dificultades y una sintomatología más clara.
Numerosos trastornos o problemas médicos pueden manifestarse por síntomas presentes o
nucleares del TDAH lo que dificulta la correcta identificación del trastorno, por lo que es
necesario realizar un diagnóstico diferencial minucioso. El TDAH se puede confundir con
desordenes de la infancia o con trastornos como ansiedad, depresión, etc., por eso deben
existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la actividad social,
académica o laboral en el caso de adultos. Los niños en los que se establece el diagnóstico de
TDAH han de presentar varios de los signos y síntomas representativos en un grado
considerado "perjudicial" y con una frecuencia mucho mayor de lo predecible para su edad y
nivel de maduración.
Podemos encontrar tres tipos diferenciados de posibles casos de TDAH en el aula,
dependiendo de las características que presenten:
1. Por un lado encontramos los alumnos que manifiestan una conducta
predominantemente inatenta, que es cuando nos referimos al trastorno con
predominio de inatención. Serán síntomas de estos niños:
- Haber mostrado déficit de atención pero nunca han mostrado hiperactividad ni
impulsividad.
Se caracterizan por su lentitud e hipo-actividad.
- Muestran déficit de atención significativo y también rasgos de hiperactividad e
impulsividad leves, bien porque no hayamos observado estos síntomas de forma
acusada o porque esta sintomatología ha disminuido con la maduración, como suele
ocurrir con muchos adolescentes.
2. Por otro lado encontramos a los alumnos que presentan una conducta
predominantemente hiperactiva e impulsiva.
- Niños que nunca han mostrado déficit de atención.
-Niños que pudiendo tener déficit de atención, pasan desapercibidos porque
compensan las dificultades que esto podría acarrearles con su capacidad intelectual.
- Niños que se encuentran en los primeros cursos de la escolarización y su déficit de
atención no acusa dificultades debido al bajo nivel de exigencia académica.
- Niños que realizan un gran esfuerzo para adaptarse al entorno ya que temen al fracaso
y luchan para no defraudar a los que le rodean.
3. Por otro, podemos encontrar niños que presentan los dos grupos de síntomas,
lo que llamamos subtipo combinado.
Una de las mayores dificultades del TDAH es que en una proporción muy elevada, este
trastorno presenta comorbilidad con otros trastornos, por lo que además de los
síntomas anteriormente explicados, pueden aparecer también:
o Comorbilidad con el trastorno negativista desafiante.
o Comorbilidad con conductas agresivas, ya sean proactivas (planificadas, deliberadas y
dirigidas a obtener un beneficio) o reactivas (son conductas agresivas defensivas, de
carácter más impulsivo que se producen en respuesta, casi siempre desmedida, a lo
que el niño ha interpretado como una provocación o ataque hacia él)
o Comorbilidad con trastornos del estado de ánimo, como depresión o ansiedad.
o Comorbilidad con trastornos del aprendizaje (cálculo, escritura y lectura).
¿Qué errores nos pueden hacer sospechar? Además de encontrarnos con una producción
verbal espontánea excesiva, alta producción y ejecución de tareas que requieran de
organización y planificación, dificultad para cambiar de tema y problemas de expresión verbal
y escrita, podemos observar determinados errores bien diferenciados por áreas, como
veremos a continuación.
Errores en lectura.
Omisiones.
Adiciones.
Sustituciones.
Dificultades ante grupos consonánticos.
Comprensión lectora deficiente.
Desmotivación y rechazo a la lectura.
Errores en escritura.
Uniones de letras.
Fragmentaciones.
Adición de letras, sílabas y palabras.
Omisión de letras, sílabas y palabras.
Sustitución de letras, sílabas y palabras.
Caligrafía pobre y desorganizada.
Mayor presencia de faltas de ortografía.
Letra bastante irregular.
No guardan orden al escribir como falta de márgenes.
Los renglones suben o bajan, no son rectos.
Errores de cálculo.
Pobre o nula comprensión de los enunciados.
Errores en las operaciones debido, principalmente, a la impulsividad.
En la suma no automatizan el proceso, no suman mentalmente, colocan mal las
cantidades, no terminar de comprender el concepto de llevar y en ocasiones ponen
en cada columna el resultado completo.
En la resta tiene dificultad para el posicionamiento de las cifras (mayor arriba),
suelen empezar con la izquierda y problemas con las llevadas por no saber donde
hay que colocarlas.
En la multiplicación presentan dificultad para memorizar las tablas y para el cálculo
mental y en la división los mayores problemas son con la disposición espacial y los
conceptos claves de esta operación.
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